“ El voto a los 16 años”
Que voten voluntaria u obligatoriamente los jóvenes es casi un hecho. El proyecto de Ley que apunta a que los jóvenes puedan optar por votar a partir de los 16 años, así como el que permite que sean electores nacionales los extranjeros residentes durante al menos dos años en el país, están siendo debatidos en la Cámara de Senadores.
El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, valoró que se “discuta” la posibilidad de que se pueda votar desde los 16 años, y señaló que, de aprobarse, “estaríamos ampliando la frontera de derechos a los más jóvenes”. Este proyecto presentado por los senadores Aníbal Fernández y Elena Corregido ya ha generado muchas controversias en el seno del Congreso Nacional como en la opinión pública misma. Pues se trata de darles la posibilidad de voto a aquellos los jóvenes, su voto no sería obligatorio sino más bien optativo como en el caso de las personas mayores de 70 años. La mayoría de los sectores juveniles, más allá de las disidencias políticas apoyan este proyecto.
Probablemente,
si comparamos el presente con anteriores gobiernos, el llamado cuarto oscuro
para los dulces 16 es toda una innovación en materia de derechos de
participación ciudadana en la política. Conquista que complementaría las
políticas inclusivas puestas en marcha en los últimos años. Los jóvenes de hoy
lejos están de la imagen planteada por ciertos medios os diarios de negocios y
legisladores y dirigentes de la oposición los cuales han vertido argumentos en
los que laten la discriminación y el rechazo a los cambios que suelen acompañar
la ampliación de derechos. Hoy la juventud, también hace política. Y esto se
puede no solo observar en la militancia masiva, sino también en la
multiplicación de los centros de estudiantes en las escuelas secundarias, la
magnitud de algunas movilizaciones o el activismo en Internet, invitan a pensar
que aquel segundo plano apático donde pasaron a estar en los 90 resurgió y
potenciado.
“la
temporada de caza esta abierta” escribe Sergio SInay , periodista de la Nación, en su columna
online . Pero
nadie en la oposición parece reparar (o quizá sí) en el reconocimiento, además
de consistencia jurídica, de los jóvenes, es decir, tratarlos como seres
humanos, reconocerles su condición, su aptitud y capacidad. Según estudios de la Unesco se acredita que el
período de mayor creatividad y capacidad de pensamiento abstracto en el ser
humano es entre los 14 y los 25 años. En el fondo, se considera peligroso el despertar de
la conciencia crítica en los adolescentes. Es
necesario observar a nuestro
alrededor los jóvenes que se rebelan contra las políticas de mercado que laceran Europa, sin
olvidar a los imberbes estudiantes
mexicanos que cuestionan políticas educativas igualmente vinculadas con
la depredación financiera. Y más aún, aquellos estudiantes chilenos que
participan de los movimientos por la educación pública y gratuita, en un país
donde las universidades fueron privatizadas por el régimen del general Pinochet
en 1981. Los estudiantes arrastraron consigo a familias y alumnos de
secundario; llegaron a plantear la cuestión de las desigualdades, la reforma
impositiva, pero también la representatividad en el sistema político.
Como decía
José Martí, “La juventud debe ejercitar los derechos que ha de realizar y
enseñar después”. Por estas horas, los
jóvenes son puestos en laboratorio de estudio sobre sus capacidades físicas,
intelectuales y, lo más grave aún, sobre el abordaje con relación a volver a
criminalizar a la juventud con la delincuencia. Lejos de ser un
momento definido, el tránsito entre la juventud y la adultez alude a la idea de
trayectoria, que permite ver estadios intermedios, retrocesos y distintos
ritmos. No haber desempeñado los roles adultos tradicionales no significa no
tener la capacidad para elegir a quién nos gobierno y creo que los jóvenes de
hoy, lo saben muy bien.
Afortunadamente
y con esta ley, el joven pasaría a
convertirse en un sujeto depositario de virtudes, dentro de la patria como
marco de referencia. El lema, Somos “hijos de las madres”, que pronunció
Néstor Kirchner en las Naciones Unidas a poco asumir su mandato, no solo
invirtió la relación entre las Madres y los desaparecidos, sino que puso a los
sobrevivientes al mando del país. Hoy tenemos la oportunidad de homenajear
justamente a todos aquellos. A 36 años de aquella nefasta y triste historia, el
mejor homenaje a los jóvenes que participaron y que hoy no están es votar por
la participación de la juventud en los procesos de formación de ciudadanía
pública.
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