La “puta”, el “negro chorro” y demás estereotipos de la televisión moderna

 “La televisión es un invento muy educativo, cuando veo que alguien enciende un televisor, voy a la biblioteca y leo un libro”. Groucho Marx

En nuestra televisión mediática de hoy en día, productora y distribuidora de contenidos simbólicos, abunda una mediación entre nosotros y la experiencia del mundo que le produce “ruido” al sujeto (parte de una cotidianidad de masas cómplices) que resiste y replica.  ¿Cual habrá sido el proceso que llevo a la televisión argentina a caer en una escasez de contenidos propia de épocas dictatoriales, donde lo banal está a la orden del día y la generación de estereotipos marcados está presente de manera explícita? ¿Cual será el entretenimiento masivo de un programa sexista como Showmatch que, con 19.3 puntos de rating, es uno de los más vistos luego de la novela Graduados (25 puntos)? (1) Nuestra televisión, servicio de la institución comunicativa, no solo que sienta las bases para conocer, sino que también de una manera no trasparente, da imágenes de la realidad generadoras de una única imagen homogeneizadora establecida como tal, e  internalizadas por los individuos de nuestra sociedad. Esta se da a través de etiquetas, estereotipos, etc creados por el medio, que intentan resignificar los intereses, aspiraciones de los grupos sociales de base.

La mujer como objeto: estereotipo de género. El erotismo y la pornografía, tuvieron su destape post-dictadura, de la mano de capo cómicos como Olmedo o Porcel donde se puede justificar, como respuesta a la sexualización de las sociedades que comienzan a mostrar el sexo desde el ámbito público. El patriarcado, consecutivamente, también lo hace. Podemos observar e n la mega producción que representa Showmatch, una constante imagen de cosificación del sexo femenino. El “show” se trata de un concurso donde, con el objetivo de cumplir un sueño benefico, famosas y no tanto, se exponen en poca ropa realizando diferentes coreografías, muchas de ellas haciendo alusión a diferentes poses sexuales. En muchos casos, el conductor de programa, Marcelo Tinelli les corta las ropas o las obliga a repetir ciertas poses. El foco de las cámaras, por lo general, se encuentra puesto en los glúteos y los pechos de la mujer generando una “cosificación” de las partes de su cuerpo que refuerza la idea de “objeto para ser consumido”.  Si tenemos esta concepción, de consumir, también se puede descartar o manipular de la misma manera ya que el cuerpo  humano es tomado como un instrumento en una cadena de producción de ganancias. Y de esa manera controlarlo, para que cumpla con una función asignada.Sin ir más lejos, el año pasado se realizó un concurso titulado “Quiero ser la novia de Ricardo Fort”, donde las mujeres tenian que cumplir con ciertos requerimientos para ser aprobadas por quienes ejercen el poder. Esto no solo las ubica en una posición de degradación, inferioridad y dependencia simbólica, sino que este tipo de propuesta puede ser interpretada como una apología del proxenetismo. La construcción de los modos diferenciados de ser y estar en el mundo correspondiente de mujeres y varones, se encuentran expresados en modos específicos y particular en diversos contextos socioculturales; en este caso si se pone en exposición la sexualidad femenina para que hombres consuman esta imagen hay una determinada construcción de habitus, que permite esto como elección.

El delito como espectáculo: estereotipo de clase. Desde noticieros hasta realities de actualidad (véase Policías en Acción) se generan ciertas imágenes de la realidad, donde el que siempre comete un delito pertenece a un sector marginado de la sociedad, los planos son cortos y fugaces (en general, con los rostros cubiertos), con portación de drogas o armas. Rara vez son noticia delitos como lavado de dinero, casos de corrupción, y otros protagonizados por personas de un nivel adquisitivo alto. Tampoco nunca hablan sobre políticas o la situación del delito, sino que se refieren a un particular delito callejero. Mostrar policías actuando en nuestra propia “seguridad” refuerza la idea de que “necesitamos más policías en las calles”, cuando la solución es una respuesta intrínseca en los modos sociales, en la educación y la conciencia colectiva. Entonces, antes teníamos el famoso pánico causado por la delincuencia callejera, que todavía lo tenemos, pero lo que también se debe tener presente es el tipo de miedo que el delito reflejado a través de los la comunicación mediática genera en nuestra imaginación. 

Esta hegemonía del estereotipo viene siendo avalada hace años por los mismos que  manejan la opinión público y el poder de dominación mismo, es importante para ellos seguir manteniendo en un espacio de subordinación a la mujer, que sigamos creyendo en la necesidad de mayor presencia policial para la resolución del delito o nos paralice la situación actual de nuestros país. Son los mismo que, hace años, alineados a las potencias que nos quieren hacer parte de su Imperio( Lease Estados Unidos), a los intereses clasistas de unos pocos y más cerca de los gobiernos de facto que del pueblo, mantienen su posición de poder de indiscutible veracidad por ,justamente, su antigüedad. Esta elite pretende interiorizar dichos modelos de cómo tenemos que pensar o ser o ver al otro, para que de esa manera sea legitimada la dominación que ellos ejercen representada en la cultura masiva. Por ello, tenemos que convertirnos en sujetos críticos y saber decodificar cada uno de los discursos mediáticos, para de esa manera poder “puentear” lo masivo y llegar a las reales expectativas, sistemas de valoración , el“gusto” popular( que a su vez también en una eterna rueda es moldeada por lo masivo).




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