El fortalecimiento de espacios recuperados tras la crisis de 2001


 La crisis de 2001 dejó en nuestro país y la Región muchas cortinas metálicas bajas, desocupación y proyectos y sueños destrozados. Sin embargo, la iniciativa y el esfuerzo de trabajadores lograron recomponer la situación y hoy, una década después, celebran los triunfos de la organización comunitaria… el puntapié para el renacer de fábricas y espacios culturales. 


 En la Región son varios los espacios recuperados a partir de la crisis de 2001, que dejó dolor, desocupación, sueños rotos y proyectos inconclusos. La organización comunitaria dio lugar al renacer de espacios culturales y fábricas, que hoy levantan la bandera del futuro. Incertidumbre, desocupados, desazón, temor, inestabilidad. 

Todo eso y mucho más dejó la crisis de 2001 en nuestro país y la Región no es la excepción. Las experiencias para recuperar espacios cerrados por la crisis se multiplicaron y hoy, una década después, pueden celebrar el trabajo en equipo, el renacer y miran hacia adelante con la cabeza en alto. 


 En la textil lanusense Nueva San Remo ahora trabajan 23 obreros/socios que cobran exactamente el mismo sueldo, sin distinciones por el puesto desde que la recuperaron. Había cerrado 11 años atrás, a partir de la crisis. En esta cooperativa de trabajo, ubicada al 3100 de la calle Bolaños, las decisiones no las toman los jefes de trabajadores tercerizados, sino que son responsabilidad de los socios y las discuten en asambleas que se realizan periódicamente. En esos debates se realizan, además las revisiones de cuentas y se aprueban los balances. “Un día nos levantamos trabajadores, nos acostamos desocupados y al otro día nos volvimos a levantar ocupados, encima teniéndonos que hacer cargo de una gestión empresarial”, recordó en diálogo con Info Región María Inés Contreras, referente de la textil Nueva San Remo y una de las organizaciones que forma parte del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas que concentra a los trabajadores de más de sesenta entidades con estas características. “Es increíble lo que la gente puede hacer cuando se junta”, evaluó. ¿Fue difícil re-encausar las relaciones con los proveedores y los clientes? “Fue otro logro”, dice Contreras.”Les hicimos entender que nosotros éramos acreedores al igual que ellos pero laborales. 


Hoy, ya no nos preguntan cómo lo vamos a pagar sino cuánto queremos. Y cuándo los llamamos para que vengan a cobrar nos dicen que somos los únicos que llamamos para pagar”, contó. Según estiman en los movimientos de fábricas recuperadas, las 350 fábricas re abiertas en la Argentina bajo esta modalidad hoy dan empleo a 25 mil personas. Aunque el fenómeno tuvo su pico a principios de la década, como respuesta a la crisis del 2001, en los años que siguieron el proceso no se frenó. 

 En 2002, en una de las tantas plazas de Isidro Casanova en el partido de La Matanza, un puñado de ex compañeros de trabajo intentó torcerle el brazo a la desocupación y apostaban a la constitución de una cooperativa. No se imaginaron que dos años después estarían vendiendo sus productos a Brasil, Chile y Uruguay.


 “Ya no es lo mismo, cambiaron las condiciones de trabajo y en vez de manejarlo una cabeza la manejamos los muchachos”, explicó Ignacio Gallo, quien es parte de los 38 compañeros de la cooperativa San Justo, una de las pioneras en la fabricación de vidrio para ópticas de automóviles desde 1963 y es una de las tres firmas que aporta vidrio para el armado de las ópticas de automóviles en nuestro territorio. La fábrica de Monte Grande “La Esperanza” fue creada luego de que quebrara la fábrica de extractores de aire CLER; continúa fabricando extractores de aire y está en una posición intermedia. 


No pertenece al Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas como la textil Nueva San Remo ni pudieron no hacerse cargo de las deudas de los antiguos dueños como San Justo. Hace cuatros años, Elías Robledo se proclamaba delegado de sus trabajadores, luego de 10 años sin salir de vacaciones y ganando 100 pesos por semana. Hoy, son 10 socios de los siete que eran.


 “Aprendí que hay que repartir todo con todos”, señaló. “Hoy tenemos la tranquilidad de trabajar, tenemos 5 años de la ley de expropiación y queremos crecer. Yo tengo en la cabeza eso. Miro todo lo que tenemos, lo que logramos y estamos orgullosos”, expresó. Y la forma de organización cooperativista también se implementó en nichos de cultura barrial.


 Un claro ejemplo de esto es el Centro Cultural Cuatro XXI, de Lomas de Zamora. Cuando en 2001 Luján se quedó sin alumnos, trabajó de diferentes oficios hasta que en 2006 pudo montar un estudio de danzas que funcionó durante tres años en un garage y con los elementos esenciales: espejos, barra y música. Pero la situación mejoró y el lugar “quedó chico”, motivo por el que en diciembre del año pasado, se asoció con una amiga y abrió (o reabrió) aquel estudio de danza que dejó de funcionar por la crisis.´


  En el espacio de Santa Fe al 400 hoy funcionan alrededor de 20 talleres con profesores de diferentes disciplinas como danzas árabes, acrobacia aérea, dibujo y pintura. “Trabajamos en porcentaje, los profes se llevan el setenta por ciento de la cuota y dejan el treinta para que el lugar se sostenga”, contó Luján. El centro cultural, que está en trámite para convertirse en una organización no gubernamental, tiene un claro objetivo: “Acercar”.

 La idea es “fomentar estas actividades en el barrio”, explicó Luján en diálogo con este medio, uno de los ejemplos de recuperación y fortalecimiento tras la atroz crisis que sufrió la Argentina en 2001. Empuje, iniciativa, autogestión.


 Cada una de estas palabras se convierte en una pincelada que permite ilustrar la recuperación, el renacer de espacios que pudieron cambiar el cartel de “cerrado” por el de “abierto”. En la Región son varias las muestras de este movimiento que se fortalece con el correr de los años. Una década después de la crisis, la esperanza reina y la mirada es al futuro


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