el fuego sube por el interior

            El fuego sube por el interior, de adentro hacia afuera, el veneno recorre en forma de caracol serpenteando como un niño pequeño, sube como los fuegos a punto de romper en llamas, rojos, morados, grisàceos, oscuros, eternos y con ellos suben tus manos, tus ideas, tu magia que consumiò algo en mì. Sube el fuego, te levanta, te da la mano te lleva, te enreda en una historia sin principio ni fin. Te suspira al oìdo cenizas muertas y vos, dejàndolas entrar, casi que te veo las comisuras de los labios bordèandose formando el deseo que te mantiene ahì, expectante, esperando en la demora eterna, tràgica de los que saben que ya perdieron pero resisten. Te entiendo, conozco ese deseo. Y el fuego, sigue subiendo, ahora estalla en mil fueguitos. Los siento, los reconozco, me penetran por los poros, los repelo de a ratos. Y el fuego se queda corto y asì como alcanzò su èxtasis, ya no le alcanza y entra solo en el mundo de los recuerdos, se funde con los otros y se extingue. Asì volviò el veneno a entrar de mi boca a la tuya para siempre.