encierros

encierro I


Ese día el ascensor no me generaba un sentimiento familiar.

No lo reconocí:

¿demasiado polvo?

No me daba confianza

Confianza para subir

Subir para ascender 

¿y si perecía? ¿o envejecía? ¿o me desconocía luego de bajar?

Tal vez no me ocurría nada o todo eso a la vez.

Subí con desconfianza…

Desconfianza para subir…

Subir para ascender en él.

Primer piso. Segundo piso. Tercer piso.

¡trash! ¡boing!

Golpe en seco y el ascensor se detuvo. 

Intenté abrir, pero no pude.

Resultado: ¡me había quedado encerrada!

Encerrada en mis pensamientos de muerte de la tarde

Encerrada en el hastío de verme envejecer

Encerrada en las cadenas de la vida conyugal que desconocía

Encerrada como en el baño donde la conocí

Al fin, perecía, envejecía, conocía, moría…

En los recuerdos de aquel ascensor…

Hasta que apreté el botón y ¡woala!

Ascendí hasta el noveno piso: la casa de mis padres.

El desgano de visitarlos si que me generaba un sentimiento familiar.


encierro II

No entiendo porque siempre que intente creer, soñar, construir, amar de a dos, pensé y entendí.

A veces, el entendimiento venía solo, a la tarde, a la hora de los mates y las charlas. Entre las palabras que van y cebadas que vienen. “No se que nos pasa”, “te pones muy dura con eso”, “no me apoyas en tal cosa”, “me gustaría que fuera de otra manera”, “a mi también”. Y en ese punto, el entendimiento, nuestro maestro mayor de obra del amor daba lugar a otras transformaciones de la palabra. La forma de los besos, de los abrazos, del cariño. Siempre tarde o temprano, el entendimiento llega. Por eso, me mantengo paciente y expectante. Quiero creer que atrás de todo este ovillo de odio y enredo, alguien tirará del hilo y se desenredará todo el asunto. Y, digo, asunto porque se disfraza de vicios, rabia, rencor. Pido al entendimiento que te logre tomar de la mano, que te de un beso en el cachete, de esos que tanto me gusta darte, te sople una palabra al óido y que puedas sentir, un sentir un poco más el corazón. 

 Vos que siempre me hablaste de sentimientos maduros, vos que sos el diamante enterrado en vos mismo, vos que representas mi adolescencia y sos el referente de la amistad para mi, vos, a vos te pido comprensión, entendimiento. Si el entendimiento puede tomar forma, carne, objeto, mente, pensamiento, idea, le pido que baje y nos envuelva, que nos explique el camino, porque ahí, estamos tomados de la mano con una mochila enorme cada uno, paradójicamente, nos veo como viajamos : vos con los libros encima y yo con nuestra ropa. Le pido que baje en forma de nube y nos envuelva, que nos ilumine y nos muestre por donde ir, que sea un lugar donde no duela, por favor…

Que sea un lugar donde nos cuidemos, queramos, amemos sin limites…

Un lugar donde no existan las pretensiones ni los enojos, donde todo sea afectaciones libres y alegres, entre nosotros.

Un lugar sano cerca del corazón. Tenga el titulo, la categoría que tenga pero que nos haga bien… que nos despida de las tristezas, de los dolores, de los grandes enojos…

Y que allí giremos hasta siempre…porque aquí.

Ahora 

Hoy

Mi corazón se rompe en pedacitos.

Y quiero entender por qué. 




Comentarios

Entradas populares